Un campo relativamente nuevo de la medicina, llamado psiconeuroinmunología, ha evolucionado durante las últimas décadas para estudiar la relación entre la inmunidad, el sistema endocrino y los sistemas nerviosos central y periférico.
Anteriormente, la ciencia médica sostenía que la mente podía afectar al cuerpo solo cuando existía un factor neuronal, químico u hormonal. Se ha descubierto que los neurotransmisores, las hormonas y los neuropéptidos regulan las células inmunitarias, que a su vez son capaces de comunicarse con el tejido nervioso mediante la secreción de una amplia variedad de sustancias químicas.
Pero ahora se ha demostrado que no se necesita tal conexión. Las células de nuestro cuerpo tienen una plasticidad tremenda y podemos influir en ellas con nuestros pensamientos. ¿Cómo?
Como toda materia, las células del cuerpo están formadas por átomos, y la física cuántica ha demostrado que las partículas subatómicas que forman los átomos producen vibraciones. También producimos vibraciones que varían según la calidad de nuestros pensamientos, y es a través de ellas que la mente afecta al cuerpo.
El tipo de pensamientos que creamos influye en nuestra salud física y mental. Como alguien ha dicho, los pensamientos humanos conducen a la secreción de sustancias químicas naturales. Las drogas son solo químicos sintéticos, por lo que los pensamientos son como las drogas naturales, y los buenos pensamientos serían una gran medicina.
Los pensamientos tóxicos, como la ira, la irritación y la ansiedad, desencadenan la liberación de sustancias químicas tóxicas en el cerebro y el cuerpo. Los pensamientos degradantes, de dolor o venganza, persisten más en la mente y causan un daño mayor al causar la liberación de sustancias químicas nocivas durante un período de tiempo prolongado.
Los pensamientos automáticos, que suelen ser negativos y conducen a trastornos como el trastorno obsesivo compulsivo, también nos perjudican. Luego están los pensamientos de desperdicio, que son improductivos y consumen nuestro tiempo y energía mental.
Los pensamientos necesarios, sobre actividades esenciales como comer, dormir, ir a trabajar, necesitan ser creados, pero es mejor minimizarlos, ya que cada pensamiento que creamos gasta nuestra energía mental.
Los pensamientos negativos son típicamente sobre el lado más oscuro de las personas y los eventos, y el daño directo o indirecto que puedan causar. De manera similar, los pensamientos positivos se refieren al lado positivo de las personas y los eventos, y el beneficio que ofrecen.
Luego está el pensamiento correcto, que es ver a las personas y las cosas como son, racionalmente, sin magnificar ni negar la existencia de problemas, sacar conclusiones precipitadas o catastrofismo.
Un paso por encima es el pensamiento elevado, que implica pensamientos de alta energía, de sabiduría, basados en verdades espirituales que empoderan la mente y la liberan de la negatividad.
Pero nuestro objetivo final debería ser no tener pensamientos, lo que significa observar la vida de una forma desapegada, benevolente, sin prejuicios, sin pensar innecesariamente ni comentar todo lo que vemos y oímos. Cuanto menos pensemos, más fuerte será nuestra mente.
El Dr. Girish Patel es un psiquiatra muy conocido con base en Mumbai y estudiante de meditación Rajyoga con Brahma Kumaris.
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