Paz, mi estado natural.
El estado de paz no depende de dónde estoy o con quién estoy sino fundamentalmente de cómo estoy.
Es posible mantener exactamente el mismo estado de tranquilidad tanto en un embotellamiento del tránsito, como en una bella playa o montaña.
LA PAZ NO DEPENDE DE NADA EXTERNO.
No depende de la compañía que tengo.
La simiente de paz está en todos nosotros. No hay nadie que prefiera la violencia, si es posible la paz. Si alguien me preguntara si estoy interesado en mejorar, le diría que sí.
¿Por qué estoy interesado en mejorar? ¿Es posible querer algo sin que haya algún impulso para eso?
La salud normal del cuerpo se mantiene con una temperatura de 36,4°C, con un ritmo cardíaco nimuy rápido ni muy
lento, respiración regular, etc. Si la temperatura sube o los latidos oscilan mucho, el individuo se siente mal. Comienza a considerarse enfermo.
La salud normal del ser es la paz. Si me preocupo mucho por mis actividades o estoy nervioso, también
comienzo a sentirme mal. El mismo sentimiento de que no estoy bien existe, porque hay dentro del ser
una noción eterna de lo que es sentirse bien. Si no, ¿cómo podría saber yo que estoy mal?
Esa noción indica que la paz está dentro del ser como un navío náufrago en el fondo del mar, lleno
de tesoros. Está en mí, y yo sólo necesito empeñarme en rescatarla.
Aprende a meditar para conseguir tu paz interna.
Ejercicio:
Yo soy una energía consciente… puedo pensar, decidir… toda la energía está ahora reunida en un punto en el entrecejo…
Soy una energía diferente del cuerpo físico. Preciso del cuerpo…El es mi vehículo valioso, pero yo soy el conductor… Un día entré en esta forma física y un día habré de dejarla también…
Soy el ser, el alma… No soy un cuerpo que tiene un alma… Soy un alma y tengo un cuerpo.
Ahora estoy consciente de esto…
¿Cuál es mi naturaleza verdadera? Cuando me coloco en esta postura de observador percibo
mi tranquilidad… Soy un ser de paz… Nada ni nadie puede cambiar lo que soy esencialmente…
Como un pequeño farol, estoy encendido en el centro de la cabeza y comienzo a irradiar luz…
la luz de mi paz…
Después de grabar esos pensamientos, intente hacer el ejercicio desde el comienzo hasta el final, con los ojos cerrados. Cuando se sienta más seguro en el proceso de la meditación, hágala con los ojos abiertos. La meditación con los ojos abiertos es una experiencia inigualable. A tal punto lo es, que usted puede practicar andando, con el transito parado, en el trabajo realizando tareas en la casa.