Meditemos por la paz de Colombia
Sería difícil encontrar a alguien que rechazara la oportunidad de vivir en paz y armonía.
Las mejoras y cambios que llevo a cabo en mi vida parecen estar motivados solo por una búsqueda de equilibrio y plenitud.
Me ocupo de obtener posesiones, de establecer relaciones y de desarrollar actividades profesionales y sociales, pero en el fondo de todo, lo que de verdad quiero es mi porción de derecho a la paz y a la felicidad.
Incluso el comportamiento más extraño y condenable puede tener su raíz en esa búsqueda.
Muchos de mis actos, tanto los buenos como los malos, ocultan la necesidad imperiosa de “paz mental”.
Cuando algo me incomoda, la reacción inmediata es llevar a cabo los ajustes necesarios para acercarme a un estado de calma. La vida sigue, marcada por situaciones a veces demasiado duras y otras excesivamente amenas.
Lo curioso es que las tensiones internas aparecen tan sólo porque una parte de mí quiere paz y otra no me permite obtenerla.
En lugar de desarrollar esa tendencia innata o atracción hacia mi estado interno natural, parece que agoto mis provisiones de paz y poder, combatiendo.
No tengo confianza para apoyarme en recursos internos, así que acabo buscando apoyos externos, los cuales, inevitablemente, roban cualquier paz o estabilidad que pudiera haber con anterioridad.
Existe un potencial para el bien en nuestro interior que debe descubrirse y salir fuera.
La paz está compuesta de muchas cosas: amor, paciencia, sabiduría. No debes contentarte con un poquito de ella, sino llénate completamente.
A medida que te esfuerces por llevar paz a tus relaciones con los demás, tu misma naturaleza se hará pacífica.
Esto será beneficioso no sólo para ti mismo, sino también para todos los que te rodean.
Y de este modo ayudas a transformar el mundo.
No basta con que seas pacífico: debes irradiar paz y crear una atmósfera apacible mediante tus pensamientos y palabras en las relaciones con los demás.
Explora tu aspecto espiritual desde la meditación.
Entra en el silencio, eso permitirá que fluya un gran caudal de paz y bienestar en tu vida.