Casi todo lo que hacemos en la vida es motivado por el deseo de ser feliz. Sin embargo, para la mayoría de las personas, la experiencia de felicidad es temporal. Esto se debe a que su alegría es basada en factores externos que pueden no estar bajo su control. El Bhagavad Gita dice que la Felicidad derivada de los sentidos y objetos a la final lleva al pesar. Puesto que las fuentes de tal felicidad, sean objetos, sentidos, otras personas o circunstancias, son impermanentes, la alegría que proporcionan no es duradera. Hay un estado más allá de la Felicidad en el cual uno no siente ninguna necesidad de placer. Aquel que ha alcanzado ese estado dichoso, ni se perturba con el pesar, ni ansía la felicidad. Esa persona simplemente está en dicha, dice el Gita.
Este estado es alcanzado obteniendo control complete sobre las propias emociones y el intelecto y meditando sobre el Supremo. La paz en la mente obtenida de esta manera es prerrequisito para la felicidad duradera.
Para lograr serenidad mental, e Gita aconseja renunciar al fruto de toda acción, del éxito o fracaso de nuestro andar y de permanecer desapegado mientras se vive en este mundo.
El conocimiento espiritual del alma, alma Suprema y de la ley del karma, ayuda a que uno mantenga la ecuanimidad en la pérdida y la ganancia, el éxito y el fracaso.
Cuando nos damos cuenta de que somos almas inmortales interpretando nuestros papeles en este mundo, y de que creamos nuestro destino con nuestras acciones, dejamos de vernos como víctimas de las circunstancias y entendemos que nuestro presente es el resultado de nuestro pasado, y podemos construir un mejor futuro para nosotros. Nuestras experiencias son la consecuencia de las acciones en la vida presente y las pasadas, las cuales están todas registradas en el alma y lo cual determina la calidad de nuestro futuro.
Cuando asumimos la responsabilidad de nuestras experiencias, la adversidad no nos causa ya más pesar, ya que reconocemos que es el fruto de nuestras acciones pasadas y nos sentimos felices de que nuestra carga kármica se está aligerando. Similarmente, no perdemos la cabeza por la Buena fortuna. En lugar de eso nos motiva a seguir haciendo el bien, ya que esa es la forma más segura de asegurar un futuro feliz para uno mismo. Este tipo de estabilidad mental lo ayuda a uno a volverse un observador desapegado en la vida.
Ser desapegado significa no ser mentalmente afectado por nada y observar los eventos como escenas pasajeras en el drama de la vida. Esto nos permite ver las cosas como son y tomar las decisiones apropiadas. Pero cuando nos involucramos, comenzamos a preguntarnos por qué las cosas son como son y por qué las personas se comportan de la forma en que lo hacen. Esto puede llevar a la insatisfacción, la frustración y la rabia, lo cual puede llevarnos a actuar en formas que traen pesar.
Cuando uno vive con la conciencia constante de ser un alma — hijo del Alma Suprema — uno deja el ciclo del placer y el dolor y alcanza y estado de dicha que es independiente de cualquier experiencia sensorial.
La dicha es el estado original de la naturaleza del ala, la cual es descrito como ‘sat, chit, anand swaroop’, o personificación de la verdad, conciencia y dicha. Hay yoguis que experimentan dicha suprasensorial, una experiencia espiritual que no requiere de ningún recurso físico o material.
(El escritor es el vocero jefe de la Organización Brahma Kumaris Organización)