Bogotá es una ciudad, que a lo largo de los años, ha estado en constante crecimiento y desarrollo no solamente por parte de sus habitantes bogotanos; sino, también, por la llegada de diversos grupos regionales, lo que hace de la capital un lugar de diverso. Frente a la constante llegada de estos grupos regionales y el aumento poblacional que hemos estado viviendo, se ha hecho necesario crear una cultura ciudadana y sentido de pertenencia por la ciudad, lo cual redunda en una buena convivencia para todos. Algunas administraciones distritales se han encargado de generar programas que promueven la construcción de cultura ciudadana, pero aún hay vacíos en la publicidad y apatía por parte de algunos ciudadanos frente estos programas.
Y… que hacer desde el aspecto personal? Aprende más de los poderes espirituales de la Tolerancia y la Adaptación.
¿QUÉ ES LA TOLERANCIA?
La verdadera tolerancia consiste en respetar y aceptar la diferencia. Significa frenar cualquier expectativa de que la gente y las situaciones sean como queremos que sean. Exige que nos demos cuenta de que no necesitamos controlar a la gente o las circunstancias para que las cosas vayan bien y que el tiempo, la intención y otros factores desempeñan un papel importante en la vida. En cuanto comprendamos esto, podremos ser tolerantes de verdad.
MI OBJETIVO
Alcanzar ese estado en el que puedo ser neutral y simplemente dejar que las cosas sean, independientemente de si me encajan o no. Todo tiene su derecho a existir y expresarse. Cuando estoy arraigado en mi estado original de conciencia de mí mismo, cuando sé cuál es mi papel en este ilimitado juego de la vida y prosigo con él, entonces puedo dejar espacio a los demás para que también desempeñen su papel.
Reflexión sobre la Adaptación
El poder de amoldarse es la habilidad de adaptarse a la otra persona o situación, con la conciencia de obtener un beneficio de cada oportunidad. Si el ambiente es débil y negativo, el poder de amoldarse proporciona la habilidad de pulsar los “botones internos” correctos, a fin de no afectarse por la negatividad, y dota de sabiduría para percibir exactamente lo que la persona o la situación requiere. Por ejemplo, si una persona se está muriendo de sed ante nosotros y tratamos de darle diamantes u oro, no los valorará tanto como un simple vaso de agua.