Por Aruna Lavda -Kuwait
Históricamente, a los gobernantes se les daba con frecuencia el título de ‘El Grande’. Alejandro Magno, el Emperador Romano Constantino el Grande o Catalina la Grande de Rusia son solo unos pocos ejemplos. Sin embargo, ¿qué fue excepcional en estos seres humanos que les calificó para recibir este título? En su mayor parte estos individuos gobernaron por un largo período de tiempo o, conquistaron grandes partes del mundo y a veces, no siempre, eran vistos como líderes amables y benevolentes.
En la era moderna no parece que estamos otorgando más estos títulos, por ejemplo, no decimos ‘Reina Isabel la Grande’ o ‘Bill Gates el Grande’.
¿Podría ser que estamos buscando un nuevo tipo de liderazgo o que nuestra medida de grandeza es muy diferente ahora?
En el mundo hoy día, llamamos a muchas personas como ‘grandes’ en todas las áreas de la vida. Alabamos a ‘grandes’ actores y cantantes, ‘grandes’ conferencistas y maestros y aplaudimos a grandes innovadores, científicos y escritores. A medida que nos habituamos al éxito en el mundo, las medidas de grandeza están cambiando su significado rápidamente. La grandeza ya no es más símbolo de tener poder jerárquico, especialmente en esta era tecnológica de comunicación instantánea, en la que la fama y el éxito están disponibles para muchos y en casi todas las áreas.
Estamos viviendo en un tiempo crucial en donde hay mucho desarrollo, innovación, éxito y sin embargo, eso no está acompañado de un sentimiento interno de satisfacción o contentamiento. Así que, aunque me puedan estar sucediendo grandes cosas, o estén sucediendo afuera, no siempre nos están haciendo sentir grandes como personas o como comunidad. Parece que siempre nos quedáramos cortos en algo – lo cual nos mantiene descontentos, buscando más y más. Y a medida que la comunidad global evoluciona espiritualmente, nos estamos dando cuenta de que la grandeza no se trata en lo absoluto de éxito externo.
La grandeza se trata de la maestría de nuestro mundo interno, del ser.
Vamos lentos pero seguros alejándonos de la era de ser ‘gobernados’ y nos dirigimos a una nueva era de ser ‘autogobernantes’.
La grandeza no está confinada a unos pocos elevados. Todos podemos ser grandes a nuestra manera.
Aquel que es calmado y pacífico es grande. Aquel que puede dar amor frente al odio, es grande. Aquel que tiene humildad cuando se le oponen con insultos y arrogancia, es grande.
Esto realmente cambia por completo el significado de grandeza. Debido a que grandeza no se trata de poder, estatura o de conquistar el mundo, sino de quiénes somos y cómo somos capaces de tener maestría sobre nosotros mismos frente al cambio.
Una buena parte de volverse grande es también volver grande a otros, contrario a la obsoleta creencia de que cuando me vuelva grande, es decir, soy yo solo quien se eleva a la cima del nombre, fama y adoración. Ser grande se trata de poner a los otros primero, llevando a otros arriba conmigo, siendo un líder y no sobre ser un intimidador o un jefe. Se trata de inspirar y construir una comunidad de personas grandes. Esto requiere de fortaleza y humildad.
Ser grande significa alejarse del egoísmo, poner a un lado lo que deseo en lo personal y ver las necesidades del todo para poder reparar al todo que es grande. La visión de una gran persona es amplia y de largo alcance. Va más allá de ver los micro detalles y en su lugar ve la imagen mayor. Significa ir más allá del juicio y la culpa y no disminuir a otros para poder aparecer mejor o más impresionante.
Ni tampoco la grandeza está confinada a unos pocos glorificados. Todos podemos ser grandes a nuestra manera. De hecho, estamos programados para este tipo de grandeza. Viene del corazón y del alma, más que de la cabeza y una vez que se logra, estaremos viviendo en un gran mundo nuevo de armonía y paz.
Ser grande en un mundo que actualmente no está muy lleno de grandeza o de grandes noticias no es fácil, pero es importante que perseveremos diariamente para alcanzar nuestro potencial más elevado. De hecho, este es el tiempo adecuado en el mundo cuando es más necesaria la grandeza interior. Nuestros líderes mundiales ya no son íconos a seguir. En lugar de eso necesitamos ver hacia adentro, para ver nuestra propia grandeza. Necesitamos mirar hacia adentro y encontrar el poder interno. Cuando todos nos volvamos faros y esparzamos nuestra luz, entonces co crearemos una comunidad, una civilización de grandeza.
Tomado de la Revista Purity, dic 2017 Traducción: Belén Romero