Es muy común confundir el apego con amor, además de tener una gran aceptación por casi todos: “Cómo no voy a tener apego a mi hijo…” se suele decir. La verdad es que por causa de él, se termina infringiendo mucho dolor a aquellos que se dice amar y a sí mismo, ya que es el causante de celos, sentimientos de posesividad hacia otros, preocupaciones, estrés y un largo etc. Ciertamente el apego no ayuda mucho a mantener buenas relaciones con los demás ni a la convivencia; la autoestima también se lleva la peor parte porque todo eso va debilitando el poder interno para aceptar y aceptarse, tolerar y mantenerse saludable mental, sicológica y físicamente, siendo una de las más importantes razones para perder la calma y bienestar
Es necesario reconocer el potencial espiritual existente en todos y de esa forma desarrollar la capacidad de amar verdaderamente, permitiendo que los demás puedan sentirse libres sin la dependencia a la cual los hemos sometido por causa del apego. Esto significa que el amor es algo diferente. El amor respeta, al tiempo que reconoce los límites hasta donde pueden llegar los otros y sus propios límites, el amor da desde las necesidades del otro pero sin perderse a sí mismo, escucha atentamente antes de emitir un juicio, el amor verdadero es compartir no invadir, es aceptar con tolerancia que todos somos diferentes lo cual trae belleza a la vida, no conflicto, amar no significa perder autorrespeto, sino fortalecerlo en base al respeto hacia los otros. Se puede amar profundamente sin dar sufrimiento, sin apego y brindando lo mejor de sí mismo. Esto es posible sólo si realizamos el viaje interior que nos lleva de vuelta a nuestra esencia verdadera. Tal vez tendremos que derribar paradigmas que se formaron en base a lo que se aprendió culturalmente y esto puede significar invertir tiempo en nuevos aprendizajes, pero cuando los métodos actuales no nos han brindado una plena realización de vida, es hora de ceder y abrirse al cambio; en esto también la experiencia vivida por otros que emprendieron esos cambios y lograron éxito, nos será de mucha ayuda pero debemos estar abiertos a esos cambios y aceptar que hay otras verdades, otras maneras más sanas y efectivas de vivir de hecho vivir verdaderamente.
La espiritualidad nos permite reconocer las cualidades intrínsecas eternas que existen en todos pero que hemos olvidado la presencia de ellas en el interior del ser y por eso no son evidentes en nuestra vida. La paz, el amor, la felicidad, no solamente son cualidades propias y eternas, sino que al ejercitarlas usando el poder del pensamiento éstas se hacen cada vez más obvias en el acontecer del diario vivir. De forma sencilla y natural podemos hacer el ejercicio diario por incluso algunos segundos de percibirnos como el ser especial que somos y el resultado de esto es que poco a poco se va haciendo perceptible en nosotros ya que esa es nuestra verdadera y olvidada naturaleza. Como resultado de ello comenzamos a tener una visión más optimista de las cosas y la capacidad de relacionarnos con los otros desde una perspectiva más amplia, con mayor tolerancia, aceptación y amor verdadero, y lo mejor de todo, los otros se sentirán más cómodos con nosotros y estarán siempre listos a cooperar y acercarse.